Sin elegir, separa ocho tarjetas para cada participante y ponlas boca arriba, en el orden en que salgan, haciendo una fila. Cada uno tendrá que crear una historia en base a las tarjetas que le tocaron y a ese orden. Traten de que las historias tengan un principio y un final. Una vez terminadas, uno lee su historia en voz alta y luego señala a otro participante quien tiene que pensar un nuevo final para esa historia, y así sucesivamente hasta que todos leyeron su historia e inventaron un nuevo final.