El constructor queda afuera de la narración. Es el que elige que tarjeta poner para que los jugadores creen la historia. Él selecciona aproximadamente quince tarjetas de antemano para que el juego sea fluido. En ronda, el primero comienza la historia, y el constructor va mostrando que tarjeta sigue, y el que sigue en la ronda continua la historia con la nueva tarjeta. En cualquier momento, el constructor puede pedir ¨de nuevo¨ y a quien le pidió tiene que inventar otra cosa para la historia, y lo puede pedir las veces que quiera. El constructor avisa cuando solo quedan tres tarjetas para que sepan cuando cerrar la historia.