Decir una palabra cada uno. Luego repartir de 15 a veinte tarjetas y comenzar la historia en conjunto. Primero uno pone una tarjeta en la mesa y dice como comienza la historia, luego el que sigue pone otra tarjeta y continua la historia, y así sucesivamente. La meta es que cada uno, en su turno, logre decir esa palabra que dijo al comienzo, con la mayor lógica que pueda y antes de que se quede sin tarjetas. Mantener una lógica en la historia, y no olvidar desarrollarla y finalizarla.