Juan decidió regalarle a Pedro, su mejor amigo, una mascota nueva.

El problema es que Pedro había dejado claro que no quería tener animales. De todas formas Juan pensó que esto iba a ser bueno para su amigo.

Juan compró una lagartija, la puso en una caja y la primera noche durmió con ella porque no se animó a dársela a Pedro.

Al día siguiente dijo “con probar no pierdo nada”. Se la dio a Pedro.

Pedro llegó a su casa, abrió la caja y se asustó muchísimo. Pensó “Juan claramente no me escucha cuando hablo, quizás en una carta me entiende de una vez ¡No quiero mascotas!”

Contento caminó a casa de Juan a entregar la carta.

Con el corazón mas liviano, decidió ir a liberar la lagartija en el parque.