Estas son historias inventadas por quienes jugaron con InfiniCuentos – InfiniTales.

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La Cajita Felíz

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Una vez alguien me sugirió que, en el final, me animara a contar qué contenía esa cajita.

Algunas veces los cuentos empiezan por el final. Algunas veces el final es un nuevo comienzo…

Colorín colorado, este cuento termina con “ese encuentro mágico” cuando me animé a abrir la puerta.

Estaba ahí en el medio de la habitación, era una cajita a simple vista insignificante (como siempre lo importante estaba adentro y el significado viene después). Y como yo estoy en esa etapa de abrir puertas y cajitas, esta vez no di tantas vueltas y la abrí.

Confieso que un poco me desilusioné. Yo esperaba un regalo, o una carta, “de alguien para mí”, pero solo encontré un papel que decía: “TODO LO QUE DESEES PARA SER FELÍZ, AQUÍ Y AHORA EN ESTA HABITACIÓN, LO ENCONTRARÁS. ADVERTENCIA: SOLO DURARÁ EL TIEMPO QUE ESTÉS ACÁ”.

Tenía que elegir algo que me hiciera feliz, pero estaba sola. Tenía que elegir algo que “de alguna manera” pudiera llevarme conmigo cuando saliera de esa habitación.

No contaba con mucho tiempo “de reloj” para lograrlo, tenía que ser una vivencia, “un instante” y decidirme rápido (casi sin pensarlo) para aprovechar esa oportunidad.

Oportunidades así no se tienen todos los días y yo no me la iba a perder, ¡estaba ahí!

Dejé por un rato la mochila cargada en el piso. Esa mochila que a veces pesa tanto que no me deja andar.

Y entonces me vi. Me vi por dentro, parada en el medio de la habitación. Me sentí amando de otra manera.

 

Me vi libre, sin ataduras…”era yo” y podía expresar lo que sentía.

Me desprendí de mis miedos, abracé mis sueños y salí al encuentro.

Sin preguntar, sin responder, sin esperar, me di entera, con lo mejor de mí.

Cuando pasó el tiempo, porque “todo pasa”, yo también pasé la puerta.

Ya no hay caja, ya no hay magia. Hoy comienza una historia, “una nueva historia” porque ya no soy la misma… algo dejé y   algo me traje de ese encuentro.

 

Historia creada por Cecilia Rébora inspirandose en la tarjeta número uno de «InfiniCuentos 1».

Por Aby, Daiana, Abigail, Kiara y Agus

La caja del destino

Eran las 4 am cuando Lucas decidió salir a tomar aire ya cansado de la rutina de todos los días. Él se sentia raro, enojado como perdido, ya no sabia como escapar de toda esa malaria que venía pasando hace meses luego de la muerte de sus padres. De repente soplo el viento tan fuerte que lo llevo hasta el aeropuerto y pronto recordó que una vez su madre le había dicho que siempre siga el sentido del viento que el mismo sabría hacia donde llevarlo. Justo estaba por salir el último vuelo de la noche, su destino era Dubai, sin pensarlo dos veces Lucas decidió tomar aquel vuelo, sin valijas ni nada, solo él.

Al bajar del avión caminó en dirección del viento, recorrió lugares hermosos de la ciudad, pero no sabía a que lugar lo estaba dirigiendo el viento, siempre llegaba un momento en el que simplemente se detenía y era ahí donde Lucas debía parar, pero desde que había empezado a caminar no había momento en el cual el viento lo dejara descansar, asi hasta que simplemente paro, de la nada en el medio una plaza como abandonada, solo había un banco y un árbol, después de unos segundo Lucas pudo observar que en aquel árbol había una caja cuando se acercó a mirarla mejor encontró una escalera así que decidió subir, bajó la caja y la apoyo en en el banco pero la caja se voló con el viento, Lucas la siguió tratando de no perderla ya que la misma cada vez volaba con más velocidad , pero de pronto se detuvo! La caja quedo entre medio de él y una chica, Lucas decide abrir la caja y resulta que allí había cartas escritas por su madre, entonces al instante comprendió que no fue un simple viento que lo llevo hasta aquel hermoso lugar, si no que era su madre.

Por Cata, Leo, Anahí y Celeste (Hogar Escuela Ntra. Señora de Lujan – Secundario)

La caja mágicamente misteriosa

Juancito era un chico muy inteligente y curioso. Siempre buscaba cosas nuevas por descubrir. Un dia Juancito paseando por la plaza se encontró una caja. Pregunto a todos si era de alguien, pero nadie la reclamo entonces se la llevo a su casa. Cuando entro no quería que los papas vieran la caja, entonces la escondió detrás suyo hasta llegar a su cuarto. Intento abrirla de muchas maneras. La agito, la golpeo, la tiro, la pateo y otras cosas más pero nada funcionaba. Después de mucho tiempo la caja se abrió sola Juancito pensó “¿Cómo es posible que se habrá sola?”. Se acerco a la caja y miro adentro, le sorprendió tanto lo que esta contenía que se le ocurrió hacer una gran historia con ello. Pero la inspiración no venía y Juancito no sabia que hacer. Intento relajarse tomando un baño, pero no funciono. Entonces se fue a dormir con una gran decepción de si mismo. Paso el tiempo y Juancito se olvido de la caja. Un día, la caja desapareció y apareció en la misma plaza donde otro niño la descubriría.

Por Sol, Cami, Maxi y Flor (Hogar Escuela Ntra. Señora de Lujan – Secundario)

La caja misteriosa

Emilia estaba viéndose en el espejo cuando de repente oyó un ruido y fue a ver que era, no se animó a abrirla, la llevo al parque y la dejo sobre un banco. Luego de unas horas un señor se sentó al lado y la observo por un rato largo. Se preguntaba que había dentro de ella, pero él tampoco se animó a abrirla y decidió volver a su casa. Cuando llego se asomó por el balcón de su habitación y vio que la caja ya no estaba en el banco del parque.

Por nn (Postítulo: El juego en contextos educativos – Escuela Normal Superior Nº 4, CABA)

Palabra a utilizar: Burbuja

 

Theo era un hombre con un secreto… un oscuro secreto… Vivía en una burbuja.

Todas las mañanas al despertarse abria su caja de cartón, la miraba curiosamente, le decía ¡Buenos días!, la cerraba y la guardaba en la alacena junto a aquellos comestibles de oferta. Finalmente se iba a trabajar.

Todas las mañanas era la misma rutina. Pero un día, cuando Theo fue a buscar su caja ¡no estaba!

Martina, todas las mañanas, abría los ojos, caminaba hasta su cocina, agarraba su caja, la abría… y le decía ¡Buenos días! La cerraba, la guardaba y se iba a trabajar…

Todos los días la misma rutina… Pero una mañana, su caja tampoco estaba, la buscó desesperada por cada rincón de su casa… Corrió al baño, se mojo la cara… y al mirarse en el espejo tal fue su sorpresa cuando no vió su reflejo… en vez de este, estaba Theo con cara de enojado y dedo acusador ¡Vos te llevaste mi caja! ¡Vos me estás acusando a mi! Le dijo Martina. ¡Cómo vas a hacerme responsable, si vos te llevaste mi caja! ¡Querida Martina no puedo sacarte lo que no te pertenece y nunca tuviste!…

 

Por Antonella Frasso (Postítulo: El juego en contextos educativos – Escuela Normal Superior Nº 4, CABA)

Palabra a utilizar: Humo

 

A Pepe se le ocurrió enviar por encomienda una caja llena de objetos valiosos para él y para su familia.

Hace años se fue de su país natal debido al humo que había constantemente en la ciudad debido al excesivo uso de los celulares, computadoras, etc.

Buscó en cada rincón de su nueva casa.

Al terminar se la envió a su familia.

Su hermana Pipi la recibió y algo le llamó la atención, al abrirla no había nada, en realidad si, un aire limpio, puro, que le hizo sentir una sensación extraña. Corrió al baño y se miró al espejo. Se veía más joven, cambiada, relajada. Llamó a su hermano y se lo contó y le propuso viajar con todos los vecinos a su ciudad, donde el aire era libre de humo, puro y limpio.

Él lo pensó y le dijo que no, que si quería le enviaría todos los días una caja, pero que no quería gente que contaminara allí.

Ella se enojó. Él se rió. Él sabía que pese a todo su familia era más importante y volvió con ellos a la ciudad de Humo.

Con él se llevó muchas cajitas llenas de aire limpio.

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