Por Ana María Moises Trujillo

El señor Félix se despertó ansioso esa mañana. Esperaba un día lluvioso para descansar y leer. Sin embargo el sol brillante lo obligaba a salir a trabajar el jardín.

Dio una vuelta en la cama sin darse cuenta que a su lado habia…

Una caja ¿Quién puso esta caja? ¡¡¡Y en mi cama!!!

¿Qué voy a hacer con esta caja? (él era muy ordenado).

No había visto quien la había traído. Esto lo intrigaba más.

¡Qué sorpresa! Allí estaban los bulbos y semillas que hacía tanto tiempo había pedido a Holanda.

Bueno parece que el correo esta funcionando.

Bien, voy a hacer otra lista. Lo hizo y salió corriendo para el correo.

Al dejar la carta sonrió feliz.

El próximo verano seguramente tendría unas flores increíbles en su jardín.

Eso si todavía no sabía que haría con ellas. Admirarlas, regalarlas, venderlas?

El final queda a criterio del lector.

mayo 5th, 2016|Categorías: Cuentos|Sin comentarios

Por Mariana Nobre

Toda la vida viví con él, me desperté, comí, jugué y dormí con él.

Pero un día me cansé.

En esta casa no hay más lugar para los dos.

No hay más remedio. “Cucú se tiene que ir”.

Se lo regalé a mi amigo Beto.

¡CUUUUU CUUUUUUUU! Gritó toda la noche.

Al día siguiente me llego una carta de Beto que decía “No puedo dormir con él. Cucú tiene que volver. Creo que te necesita”.

Esa misma tarde fui a buscarlo. Y la verdad debo confesarlo: Me puso felíz saber que me había extrañado. Podemos vivir juntos unos años más.

mayo 5th, 2016|Categorías: Cuentos|Sin comentarios

Por Natalia Benasso

Pedro era muy tacaño. Guardaba sus tesoros con mucha atención hasta cuando dormía.

Hasta que un día se dio cuanta de que, guardados, no le servían para nada. Es más podían hacer feliz a otro.

A partir de entonces, comenzó a fijarse en qué necesitaban los demás y se decidió a ayudarlos.

Y eso los hizo muy feliz.

mayo 5th, 2016|Categorías: Cuentos|Sin comentarios

Por Lourdes Moreno Campos

Juan decidió regalarle a Pedro, su mejor amigo, una mascota nueva.

El problema es que Pedro había dejado claro que no quería tener animales. De todas formas Juan pensó que esto iba a ser bueno para su amigo.

Juan compró una lagartija, la puso en una caja y la primera noche durmió con ella porque no se animó a dársela a Pedro.

Al día siguiente dijo “con probar no pierdo nada”. Se la dio a Pedro.

Pedro llegó a su casa, abrió la caja y se asustó muchísimo. Pensó “Juan claramente no me escucha cuando hablo, quizás en una carta me entiende de una vez ¡No quiero mascotas!”

Contento caminó a casa de Juan a entregar la carta.

Con el corazón mas liviano, decidió ir a liberar la lagartija en el parque.

 

mayo 5th, 2016|Categorías: Cuentos|Sin comentarios
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