Por Ana María Moises Trujillo
El señor Félix se despertó ansioso esa mañana. Esperaba un día lluvioso para descansar y leer. Sin embargo el sol brillante lo obligaba a salir a trabajar el jardín.
Dio una vuelta en la cama sin darse cuenta que a su lado habia…
Una caja ¿Quién puso esta caja? ¡¡¡Y en mi cama!!!
¿Qué voy a hacer con esta caja? (él era muy ordenado).
No había visto quien la había traído. Esto lo intrigaba más.
¡Qué sorpresa! Allí estaban los bulbos y semillas que hacía tanto tiempo había pedido a Holanda.
Bueno parece que el correo esta funcionando.
Bien, voy a hacer otra lista. Lo hizo y salió corriendo para el correo.
Al dejar la carta sonrió feliz.
El próximo verano seguramente tendría unas flores increíbles en su jardín.
Eso si todavía no sabía que haría con ellas. Admirarlas, regalarlas, venderlas?
El final queda a criterio del lector.