Pedro era muy tacaño. Guardaba sus tesoros con mucha atención hasta cuando dormía.

Hasta que un día se dio cuanta de que, guardados, no le servían para nada. Es más podían hacer feliz a otro.

A partir de entonces, comenzó a fijarse en qué necesitaban los demás y se decidió a ayudarlos.

Y eso los hizo muy feliz.