Estas son historias inventadas por quienes jugaron con InfiniCuentos – InfiniTales.
Si quieres envianos tu cuento y nosotros lo subimos. Acuerdate de mandarnos tu nombre y apellido. Mandalo a info@infinicuentos.com
Por Manuel T (Postítulo: El juego en contextos educativos – Escuela Normal Superior Nº 4, CABA)
Palabra a utilizar: Humo
¡Uh! ¡Qué buen tema! “Humo sobre el agua”
Cha chan chan – cha – cha – cha – chaaan
Y rasguña las piedras y rasguña las pieeeedras…
¡Qué genios Charly y Mestre y Nito García!
¿Era Deep Purple o Nicola Di Bari?
Me estoy haciendo grande…
¿Cómo me llamaba?
Por Gaby (Postítulo: El juego en contextos educativos – Escuela Normal Superior Nº 4, CABA)
Palabra a utilizar: Espuma
Juan recibió una caja con remitente desconocido.
Cuando la abrió vio que en el fondo había un sobre pequeño. Como no veía bien fue al placard a buscar los anteojos. Cuando volvió María le había afanado la caja. Sacó el sobre y tiró el contenido por la pileta. Cuando Juan escuchó el ruido fue a preguntarle a María. Le reclamó por lo que había hecho. Ella le dijo que el sobre solo decía ESPUMA y quiso probar si era verdad.
Por Petra Steinmeyer
Cada noche al cerrar la ventana, Amadeo se asoma a la luna.
Cuenta las estrellas de una en una y empaqueta su luz.
Cierra la caja celeste y ambos se acurrucan en la oscuridad.
Cuando despierta, todas las mañanas, Amadeo cuenta sus sueños, de uno en uno y entrega las estrellas dormidas a Ignacio, su vecino ciego.
Ignacio se queda contando estrellas mientras Amadeo se pone a escribir este cuento.
Inicia su paseo de palabras y cuando cae la noche, abre la ventana.
Por Julián Vidal
Traful se levantó a las 5 am. Hoy es el día. Se miró al espejo, se guiñó el ojo a sí mismo y dijo en voz alta “vos podes, bepi”.
Después de un segundo de arrugue…
Se volvió a la cama al son de “no puedo”
No se que hay en la caja pero me muero de intriga. Sin embargo no me atrevo a abrirla desde hace 10 años.
En ocasiones anteriores había intentado regalar la caja a otra gente. Pero por alguna razón, el hecho de que alguien mas que no sea él, la abra y revele sus contenidos era mas de lo que podía tolerar.
Pasó largas horas escribiendo sus posibles contenidos pero claro, eso eran solo hipótesis.
“Es obvio” dijo Traful un día contento de haber encontrado una solución al problema.
Traful tomó la caja e hizo lo que debería haber hecho desde un principio. “Ahora sí”. Y Traful fue feliz para todo el resto de su vida.
Por Ana María Moises Trujillo
El señor Félix se despertó ansioso esa mañana. Esperaba un día lluvioso para descansar y leer. Sin embargo el sol brillante lo obligaba a salir a trabajar el jardín.
Dio una vuelta en la cama sin darse cuenta que a su lado habia…
Una caja ¿Quién puso esta caja? ¡¡¡Y en mi cama!!!
¿Qué voy a hacer con esta caja? (él era muy ordenado).
No había visto quien la había traído. Esto lo intrigaba más.
¡Qué sorpresa! Allí estaban los bulbos y semillas que hacía tanto tiempo había pedido a Holanda.
Bueno parece que el correo esta funcionando.
Bien, voy a hacer otra lista. Lo hizo y salió corriendo para el correo.
Al dejar la carta sonrió feliz.
El próximo verano seguramente tendría unas flores increíbles en su jardín.
Eso si todavía no sabía que haría con ellas. Admirarlas, regalarlas, venderlas?
El final queda a criterio del lector.
Por Mariana Nobre
Toda la vida viví con él, me desperté, comí, jugué y dormí con él.
Pero un día me cansé.
En esta casa no hay más lugar para los dos.
No hay más remedio. “Cucú se tiene que ir”.
Se lo regalé a mi amigo Beto.
¡CUUUUU CUUUUUUUU! Gritó toda la noche.
Al día siguiente me llego una carta de Beto que decía “No puedo dormir con él. Cucú tiene que volver. Creo que te necesita”.
Esa misma tarde fui a buscarlo. Y la verdad debo confesarlo: Me puso felíz saber que me había extrañado. Podemos vivir juntos unos años más.